INSTRUCCIONES

Instrucciones para conversar en la mesa 

Siéntese derecho

No apoye los codos.

No hable con la boca llena.

Mastique varias veces.

No hable. No hable de muerte, ni de odios.

No mencione las miserias ajenas.

No desparrame sobre el mantel

sus frustraciones.

No hable de enfermedades, 

menos aún de las mortales, 

ni de las que involucran a niños.

No hable de los hijos de otros

tengan la edad que tengan.

Aunque quiera regocijarse de su sapiencia y sensatez

es de mala educación enrostrar a los demás

las advertencias vertidas 

sobre sucesos ocurridos en sus vidas. 

Nunca satisface al paladar 

(ni ayuda a cultivar buenas amistades) 

la lectura del ticket del supermercado,

ni el índice de inflación, 

ni el aumento de la pobreza

o de la corrupción,

mientras mastica un bocado 

de vacío

de lomo

o le inca el diente a las arqueadas

casi con impunidad 


No apunte con el tenedor 

ni con el cuchillo

para imponer su punto de vista. 

Mejor aún, deje de intentarlo

es imposible imponer al otro su punto de vista

¡Entienda, de una vez por todas, 

que el otro no está sentado en su lugar!


Nunca acompaña bien al postre 

un relato macabro de las noticias 

que los comensales 

no siguieron por propia elección.

Está confirmado: 

no fue olvido, 

ni distracción, 

ni falta de tiempo,

fue decisión libre y soberana 

dejar de ser objeto de manipulación

de mediocres 

y militantes de grupos económicos.

¡No quieren escuchar las noticias!

Coma. 

Cállese y coma.

Si le interesa aprovechar la ocasión

para degustar con los jóvenes algo de su pasado,

es de pésimo gusto denostarlos.

Conviene que invente buenos recuerdos,

con aportes cortos y divertidos.

No olvide que está en el siglo XXI, 

y han caducado:

las diferencias de género

las ideas misóginas

los comentarios machirulos

las posturas moralistas y prejuiciosas


Se recomienda que, 

antes de defender al siglo XX,

haga memoria, 

ubique en la línea de tiempo el fascimo, el terrorismo de estado, 

y no olvide que usted

 comió sin protestar

la doctrina de la seguridad nacional, 

le conviene seguir masticando y tragar.

Puede ser conveniente,

a esta altura, 

pedir un brindis por el rock nacional.

Por último, 

si tiene una vida abandonada a la adversidad,

si por absoluta cobardía nunca se permitió el disfrute de un buen trago, 

de una porción de crema 

o de dulce de leche,

no lo diga:

a nadie le importa su masoquismo.

Tómese el café amargo,

disimule si está frío o si quema.

Piense

tal vez 

que preguntar

y reconocer la existencia del otro,

puede favorecer la digestión.

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